martes, 14 de abril de 2015

Noche troyana

Con los últimos rayos de luz se iba extinguiendo el bullicio desordenado que reinaba en la ciudad. Se estaban aprovisionando de todo lo necesario para un asedio que prometía ser largo. Dares descansaba acurrucado en un vano vacío pero no podía dormir porque en su imaginación se había celebrado una asamblea de dioses para repartirse los destinos de los mortales y una vez disuelta la reunión cada divinidad se regodeaba jugando con los vientos que dirigen a los hombres. Era el sonido malicioso del aire recorriendo las calles de Troya lo que no le dejaba dormir. Y una preocupación, ¿por qué una guerra tan solo por el oro?. Intentó transformar la preocupación en algún verso que se sometiese al yugo del rapsoda pero le fue imposible; la noche no cejaba en su empeño de mantener en vilo cuerpos y almas de hombres y de dioses. Únicamente Hefesto descansaba en brazos de Afrodita.

(http://110espanol.pbworks.com/w/page/58233208/Ellas%20y%20Ellos)

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