miércoles, 1 de abril de 2015

Un hilo de las Parcas

Era del color de la piel tersa y juvenil de un griego nacido y criado al aire libre pero roto por un soplo indomable, el hilo de la vida de Patroclo había quedado retirado en un rincón de la cueva lejos de la mirada de los hombres y accesible sólo para los poetas. Homero temblaba cuando escribía que la punta de la lanza desgarraba sus carnes. Las Parcas seguían tejiendo y un esclavo les leía las últimas páginas que el cantor había compuesto.
(http://www.todomisterios.com/El-Hilo-rojo-del-destino-estamos-predestinados-a-conocer-a-ciertas-personas/113)

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