Algunos no creían que el Océano tuviese fin y se desbordase en el abismo para nacer de nuevo y continuamente en el origen del río Nilo. Otros sólo creían lo que veían y llevaban toda la vida navegando sin encontrar el abismo. Otros ni siquiera conocían el relato ni se lo habían planteado pero algunos llegaron hasta el propio borde del abismo y lograron escapar. Eran estos quienes regresaban de la guerra de Troya y ávidos por llegar a sus hogares se adentraron en un territorio desconocido que los marineros denominaban como el triángulo de Pitágoras porque cuenta la leyenda que cuando Pitágoras en un viaje de negocios descubrió el teorema del triángulo su nave se acercó hasta el abismo y llegó a un punto desde donde se podía divisar la profundidad del abismo. Los que se libraron de caer en las profundidades se lo contaron a los poetas, estos lo narraron una y otra vez de pueblo en pueblo y alguien que no recordaba quién se lo había contado me lo contó a mi. Los golpes del martillo contra el yunque me hicieron recordar esta historia.
(http://www.lamentiraestaahifuera.com/2012/07/04/bulo-piramides-sumergidas-en-el-triangulo-de-las-bermudas/)
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