domingo, 24 de mayo de 2015

La belleza en palacio

La llegada de Helena al palacio real fue el acontecimiento más suntuoso después de la coronación de Príamo. La pareja regia parecían esculpidos en sus tronos y aguardaban hieráticos. La procesión de bienvenida a la corte y la pompa llenaban de bullicio todas las calles de la ciudad. Las murallas rebosaban alegría y parabienes. Únicamente Casandra observaba todo desde un rincón algo alejado del ágora y guardaba silencio. Sabía que sus palabras se las llevarían los inquietos vientos. Las calles estaban cubiertas de pétalos, la música festiva no cesaba ni un momento, los gritos de júbilo hacían sonreír a los jóvenes príncipes. Helios demoró su retirada haciendo que el día se alargase lo suficiente como para que todos llegaran a la extenuación antes de la noche. Las sombras empezaban a parecer abrazando a los troyanos cuando Helena dejó caer su vestido en la alcoba de palacio.

(http://vellocinodeoro.hypotheses.org/856)

miércoles, 20 de mayo de 2015

La llegada de Paris

La ciudad bullía ante la llegada de los príncipes troyanos aunque la noticia del rapto de Helena había llegado mucho antes. Casandra lo había anunciado poco después de la partida de la nave troyana hacia Grecia pero nadie creyó sus palabras. Engalanados palacios, calles, puertas y murallas, Paris y Helena entraron por las puertas Esceas triunfantes como si toda Europa y toda Asia se hubieran rendido a sus pies. A la alegría seguía el júbilo y a este la algarabía seguida del regocijo y del festín. Todo era una fiesta de acogida de los amantes. Esto no le pasó desapercibido a Hefesto a pesar de que estaba ocupado en la forja de las armas que Paris recibiría a su llegada a Troya. Y su rostro se ensombreció pensando en la sangre que se derramaría cuando terminase la fiesta.

(http://www.profesorenlinea.cl/Biblioteca/Homero/La_Iliada/Canto_II.htm)

martes, 19 de mayo de 2015

La red invisible

En el Olimpo todos conocían los devaneos de Afrodita, diosa tan hermosa como voluble. Los rumores llenaban todos los huecos vacíos de la morada de los dioses, todos sabían que cuando Afrodita se ponía su cinturón ligeramente caído iba a salir del Olimpo. Hefesto también lo sabía y mordía en silencio la venganza. Su técnica artística en la elaboración de metales era tan refinada que había conseguido lo que nadie antes, construir una red casi invisible pero tan resistente como para contener el peso de varios cuerpos. Y cuando Afrodita y Ares, el dios de la guerra, yacían junto al manantial donde nace en Escamandro, como tenían la costumbre de hacer, la red les sirvió de suelo sin saberlo ellos. Presos en la trampa de Hefesto y desnudos fueron transportados velozmente hasta el Olimpo donde el artífice del cetro de Zeus mostró a todos su vergüenza en los cuerpos entrelazados de Afrodita y Ares. El escarnio fue general y no cesó hasta que Zeus tocó con su cetro la red invisible y esta se hizo visible. Poseidón, por la autoridad que le confería dominar un tercio del mundo, ató dos de sus caballos en un dirección y los otros dos en la opuesta y al azuzarlos la red se rompió y los amantes quedaron expuestos a la burla e ironía de todos.

(http://atin4b2014.blogspot.com.es/2014/05/afrodita-y-ares.html)

lunes, 18 de mayo de 2015

Banquete de bienvenida

Los dioses y diosas celebraban un banquete de bienvenida por la llegada de Zeus tras un inesperado viaje al monte Ida, cercano a Troya. A Hera ya ni le extrañaban ni le intrigaban las ausencias de su esposo, cansada como estaba de infidelidades y embustes que a su vez le devolvía con desdén. A su llegada todos apagaron sus voces y en el abovedado Olimpo solo se escuchaba el flujo del hidromiel desde la crátera a la copa del padre de los dioses. Zeus respondió con un asentimiento de cabeza a Ganimedes y este le devolvió una pícara sonrisa. Todos estaban expectantes hasta que las aladas palabras del dueño de rayos y truenos anunció que se trasladarían próximamente a las cumbres del Ida, cerca de Troya, desde donde serían testigos de la contienda que iba a llenar la casa de Hades de huéspedes y la tierra de lamentos sin fin. Hecho el anuncio comenzaron a sonar las flautas y los danzarines con sus crótalos fueron aplacando el silencio que se había impuesto tras las palabras de Zeus. Los comensales comenzaron a beber y a jugar al cótabo. Una larga sesión de banquete y festín para recibir al padre de todos.

(http://www.wikiwand.com/es/Ateneo)

sábado, 16 de mayo de 2015

Dictis y Poseidón

Dictis era uno de los elegidos por el rey Idomeneo para formar parte de la legación que prepararía la campaña contra Troya. Durante el viaje hacia Esparta tuvo tiempo de conocer a sus acompañantes y recibió del propio rey el encargo de dejar memoria de los hechos que iban a vivir. Una vez finalizada la embajada recopiló todo el material posible para su labor de escribano de la corte aguardó pacientemente a que los preparativos finalizasen. De todos los rincones de la isla de Creta llegaron los combatientes que llenaban las naves recién construidas. En el monte Ida quedaba encendido un fuego permanente hasta el regreso de los cretenses a su isla y numerosos exvotos consagrados a los dioses. Dictis cumplió con el ritual acostumbrado y le hizo una ofrenda especial a Poseidón: el comienzo de la historia aún no escrita: "Ayúdanos, Poseidón, a llegar a Troya a lomos de tus caballos y que la furia de los dioses caiga sobre la ciudad traidora y la convierta en polvo". Poseidón recibió de buena gana la ofrenda de Dictis y el oleaje que acariciaba la playa mostró su complacencia rozándole los pies y haciendo vibrar suavemente el suelo.

(http://www.wikiwand.com/es/Poseidón)

jueves, 14 de mayo de 2015

Arenga

No hay tiempo que perder -dijo Agamenón desde la pequeña cueva que amplificaba su voz. Cuando acabemos de reunir las tropas de todos los griegos obligados por juramento a defender el honor de mi hermano la tierra temblará a nuestro paso y araremos el mar hacia la ciudad de Troya. ¡Que se vayan preparando las mujeres troyanas porque llorarán por los cadáveres de sus maridos e hijos y ellas serán nuestras esclavas y tendrán hijos con sangre real griega!. ¡Que los buitres se preparen para darse un festín de troyanos!. ¡Que Hades abra sus puertas de par en par porque muchos troyanos cruzarán la laguna del olvido hacia la morada de los que ya no tienen vida!. El Simois y el Escamandro se teñirán de sangre y el mar se convertirá en vino aguado. Cuantos granos de arena mueve el viento insaciable en el desierto y como las hojas que en otoño colorean el suelo, así será el número de troyanos muertos.

(https://litteralia.wikispaces.com/TEATRO+GRIEGO)

martes, 12 de mayo de 2015

El primero entre los iguales

Agamenón fue elegido jefe supremo de la expedición por unanimidad. En la asamblea sólo retumbaba su nombre y los gritos se alzaban hacia el elevado cielo como un águila antes de caer hacia su presa con sus afiladas uñas. Agamenón y venganza. El caudillo reunió a todos los reyes bajo su cetro con una promesa: fama. Pero todos pensaban en lo mismo: riqueza. Las naves se iban reuniendo mes tras mes y las esposas disfrutaban de sus maridos sin descanso. Los jóvenes se empeñaban en beber la juventud a sorbos largos y todo se llenaba de la algarabía que precede a la lucha.

(http://academic.brooklyn.cuny.edu/classic/wilson/core/trireme.htm)

domingo, 10 de mayo de 2015

El cetro de Agamenón

En nombre de su hermano Menelao, roto por el dolor, Agamenón comenzó el periplo desde Micenas para recorrer toda la tierra que hablaba la misma lengua y convocar a todos los reyes a una expedición de expiación del sagrado vínculo de la hospitalidad. El hombre que había roto este sagrado vínculo merecía que le segasen el cuello. Agamenón llevaba como único salvoconducto la fama de hombre justo que le precedía y el cetro que Hefesto le había hecho con ocasión del himeneo. Los micénicos habían podido contemplar tan magnífica obra sólo durante los esponsales. Y ahora, al dar comienzo a la embajada que reuniría más tropas griegas que abejas en torno a un rico panal, el rey mostró orgulloso el resplandeciente cetro. La mención del nombre de Paris levantaba en armas a un pueblo tras otro y a todas las islas habitadas por notables guerreros. Todos se reunían en torno al cetro de Agamenón.

(http://franciscojaviertostado.com/tag/aristarco/)

sábado, 9 de mayo de 2015

El cofre de Helena.

Hefesto quiso reflejar también en el escudo la leyenda que ya la tradición reflejaba en la boca y en la memoria de griegos y troyanos: el rapto de Helena. Pero nadie sabía a ciencia cierta qué había pasado exactamente, si Helena se marchó voluntariamente o si se quedó a salvo en la isla de Delos llevándose Paris un fantasma de la reina espartana. Quizás todos eran piezas de un juego de rivalidades entre los dioses sin saberlo. A Helena siempre le habían rodeado enfrentamientos, engaños, traiciones, luchas de poder, ambición y pasiones. Ya sabía lo que era un semidiós después de ser raptada por Teseo. Ya sabía lo que era el engaño dado que Zeus se había tenido que metamorfosear en un cisne para engendrarla. Sabía la pasión que despertaba en los hombres porque todos juraron -como única manera de contener tanta violencia- respetar al que tuviera la dicha de casarse con ella. Sabía que la riqueza estaba en sus manos en el trono de Esparta y que era la mujer más envidiada de la tierra entera pero no se imaginaba la envidia que despertaba entre las diosas. Cuando se marchó con Paris llevó su tesoro personal en un cofre y no volvió la vista atrás. Hefesto intentó imaginarse este momento pero no era capaz de hacerlo y desistió de esculpirlo en el nuevo escudo de Aquiles. Paris, por su parte,  nunca consiguió saber qué guardaba en el cofre. Los poetas dicen que era un cinturón mágico. Pero los poetas no siempre dicen la verdad.

(http://es.wikipedia.org/wiki/Helena_(mitolog%C3%ADa)
Crátera del s. IV a.C. en la que se representan a Helena y a Paris en esta vasija de figuras rojas. En ella se almacenaba el vino que se repartiría posteriormente en los simposios.

jueves, 7 de mayo de 2015

Casandra

La princesa troyana Casandra esperaba a su hermano Paris para predecirle uno de sus augurios: que llegaría a ser rey de Troya tras vencer a los griegos. Pero ni los augures ni Paris ni nadie en palacio hizo caso de sus palabras porque sabían que Apolo había maldecido las predicciones de Casandra haciéndolas falsas. A pesar de ello liberó a sus palabras de la cárcel de la boca y las palabras volaron como plumas inútiles que el viento juega a diseminar por toda la tierra. Paris le regaló una sonrisa fraternal tras oírla y se marchó hacia el palacio para iniciar los preparativos que le llevarían en embajada con Héctor hasta Esparta.

(http://troybcs2.tripod.com)

miércoles, 6 de mayo de 2015

Los festivales de Esqueria

Los festivales poéticos que se celebraban anualmente en la isla de Esqueria atraían a los mejores aedos de toda la tierra conocida pero aquel año además se rumoreaba que uno de ellos, llamado Demódoco, había perfeccionado un estilo de recitado que usaba no solo la memoria sino también unas tablillas en las que había grabados unos garabatos. El cretense Dictis acudió con la intención de competir en los festivales pero lo hizo con un mes de antelación para investigar quién era Demódoco y cómo era su arte. Se quedó sorprendido de la utilidad que tenían los garabatos para memorizar los recitados y aprendió todo lo que pudo en el tiempo que estuvo con Demódoco, antes y después de los festivales. También había llegado a oídos de Dares el frigio la misma noticia y emprendió el largo viaje hasta Esqueria cuando todavía las noches eran más largas que los días. Los festivales se celebraron para conmemorar el regreso de Perséfone al ciclo de la vida y ni Dictis ni Daris compitieron en aquella ocasión ocupados como estaban en aprender el arte de garabatear. El tema más utilizado por los aedos, en todas sus variantes, era el idilio entre Ares y Afrodita; otros habían optado por el equivalente entre los hombres, los amores de Paris y Helena. Ni Daris ni Dictis sabían que sus destinos se juntarían más adelante en Troya separados tan solo por las murallas de la ciudad. Y por una historia que contar, la guerra de Troya.

(http://es.wikipedia.org/wiki/Museo_(aedo)

martes, 5 de mayo de 2015

Celos

La ninfa Enone vivía feliz en compañía de Paris protegida por los dones que le proporcionaba su condición: conocimientos arcanos de medicina y la capacidad de predecir el futuro. Feliz hasta que los sueños de Paris se poblaron de una mujer con vida, Helena. Ella jugaba en los sueños de Paris a ser madre, amante, esposa, hermana, amiga, hetera y todo al tiempo. Enone no podía resistir el sentimiento de celos que le hervía la sangre y obligó al príncipe troyano a elegir entre la mortal y ella. Paris se quedó en silencio mirando al vacío y Enone desapareció para siempre llevándose consigo el secreto de cómo librarse de la muerte. Había tenido que elegir entre amor e inmortalidad y tan solo pensaba en abrazarse al plácido Hipnos para disfrutar de nuevo de la presencia de Helena.

(http://sobregrecia.com/wp-content/uploads/hipnos-y-nix.jpg)


lunes, 4 de mayo de 2015

El sueño de Helena

Era conocida por su belleza. Todos habían pronunciado alguna vez el nombre de Helena, la protectora de las luciérnagas que guían a los amantes nocturnos. Crecía y su belleza aumentaba. Se decía que algunas diosas se sentían ofendidas. Afrodita se presentó en uno de sus sueños y le mostró el cuerpo desnudo y el rostro del príncipe troyano rubio y Helena se quedó prendada de él deseándolo ardientemente a pesar de que pronto sería la esposa de uno de los ilustres pretendientes que se habían reunido en su casa. Varias noches seguidas ininterrumpidamente aparecía la imagen de Paris en los sueños de Helena y el deseo crecía y crecía hasta desbordarse. Helena le preguntó cómo podría conseguir el amor del troyano y Afrodita le respondió que ella se lo proporcionaría si le hacía partícipe de sus sueños. Helena lo dudó el tiempo que tardó en pestañear y esto significaba asentir. Así la mujer más bella de Grecia dejaba que Afrodita se convirtiese en parte de sus sueños. Quedó satisfecha con el pacto y se durmió plácidamente contemplando la imagen de Paris bañándose en un arroyuelo cerca de donde una cervatilla miraba con sus ojos de noche de verano que espera el abrazo de los amantes.

(https://maripeli8.wordpress.com/2013/09/21/frente-al-mar/)

sábado, 2 de mayo de 2015

La armadura de Aquiles

Héctor regresó de la última batalla ensangrentado y azuzando a los caballos para confundirse con el veloz viento. Tiró las armas con desdén y entre ellas estaba el preciado trofeo del combate: las armas del propio Aquiles arrancadas con violencia del delicado cuerpo de Patroclo una vez abatido. Con presuroso paso se dirigió a sus aposentos donde Andrómaca esperaba impaciente y ansiosa. Los sirvientes cogieron las armas de Aquiles y las llevaron con los demás trofeos de guerra al cubículo donde se amontonaban pero nada más marcharse apareció Iris, mensajera de los dioses, bajo la figura de un troyano y cogió el escudo, el yelmo, la lanza, la espada, la coraza y las grebas de Aquiles. Se lo llevó a Hefesto y el dios se alegró enormemente en su corazón por tener las armas cuya vista infundía pavor y miedo en los combatientes. Volvía a tocar con sus rudas manos las armas que le había regalado a Peleo en los esponsales con la nereida Tetis. Era el regreso a casa de un conspicuo hijo errabundo. Dejó con delicadeza las armas en un lugar visible de la fragua y se puso a contemplar la figura de Aquiles lamentándose por la muerte de Patroclo. No había palabras para describir tanto dolor, la imagen de Aquiles mesándose los cabellos era suficiente para imaginarse el dolor que por dentro le devoraba. Y Hefesto se compadeció del orgulloso Aquiles. Sin previo aviso, como había hecho ya en otras ocasiones, se presentó Tetis y antes de que las palabras saliesen volando de su boca Hefesto ya sabía por qué venía. No hizo falta hablar. Hefesto asintió y Tetis se alejó jubilosa. Aquiles tendría unas nuevas armas dignas de él y de su destino.

(http://clasicas.usal.es/Mitos/hefesto.htm)

viernes, 1 de mayo de 2015

La soledad del príncipe troyano

Paris se quedó solo acompañado del hálito de las diosas y de la ninfa y como única demostración de la elección que había hecho el cinturón del amor. Se lo puso sobre la túnica y a su alrededor todo se difuminó convirtiéndose en un paraíso tan tentador como voluptuoso y desconocido. Pero estaba solo y  alrededor todo era silencio. El paraíso era un lugar solitario, mudo, irresistible, inasequible. El paisaje se había paralizado como en un sueño hasta que el balido de las ovejas le recordó quién era, el pastor de los rebaños de Príamo, el príncipe Paris. Dejó el cinturón colgado de la saliente rama de un roble y guió al rebaño hacia Troya entonando una melodía que no recordaba dónde había aprendido. Los rapsodas reproducirían generaciones más tarde este ritmo con los bastones en sus declamaciones.


(eaimnetz.wordpress.com/2010/05/14/el-juicio-de-paris/)