En nombre de su hermano Menelao, roto por el dolor, Agamenón comenzó el periplo desde Micenas para recorrer toda la tierra que hablaba la misma lengua y convocar a todos los reyes a una expedición de expiación del sagrado vínculo de la hospitalidad. El hombre que había roto este sagrado vínculo merecía que le segasen el cuello. Agamenón llevaba como único salvoconducto la fama de hombre justo que le precedía y el cetro que Hefesto le había hecho con ocasión del himeneo. Los micénicos habían podido contemplar tan magnífica obra sólo durante los esponsales. Y ahora, al dar comienzo a la embajada que reuniría más tropas griegas que abejas en torno a un rico panal, el rey mostró orgulloso el resplandeciente cetro. La mención del nombre de Paris levantaba en armas a un pueblo tras otro y a todas las islas habitadas por notables guerreros. Todos se reunían en torno al cetro de Agamenón.
(http://franciscojaviertostado.com/tag/aristarco/)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.