Caía la noche y los titanes acudieron en ayuda de Hefesto. Juntos trabajaron sin descanso el bronce, el estaño, el oro y la plata que abundaban en la cueva. El resplandor de la fragua bastaba para iluminar la estancia y con hábil destreza elaboraron un broquel, un yelmo coronado de penacho, las grebas y la coraza. Todo en una sola noche, desafiando al más hábil artesano. Y el resultado era impecable, asombroso, deslumbrante, digo de un héroe.
(http://portalmitologia.com/hefesto-el-dios-de-la-fragua)
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