Nadie se movía. Todo era quietud y tensa pausa, crepitar de los ojos en los que refulgía el brillo de las armas, una brisa inmóvil y la vista puesta en el horizonte. Apareció la primera nave con un toro bordado en la vela y el silencio se hizo aún más visible. El toro parecía resoplar.
(https://www.pinterest.com/bracamontesm/toros-de-lidia/)
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