Desde las desnudas ventanas del palacio cretense se veía con nitidez la majestuosa silueta del monte Ida. Se decía que allí había había sido ocultado Zeus para salvarlo de la furia de su padre y en torno a Zeus se habían creado mitos y leyendas que poblaban el monte de dioses y diosas, semidioses y hasta algún héroe digno de compartir el néctar y la ambrosía. Con Dictis viajaba el nombre del monte que sería la residencia divina durante la guerra de Troya. Cuando el escriba vio las montañas que rodeaban a la imponente ciudad de Troya supo qué nombre tendría la residencia de los dioses que no tienen edad, Ida. Y en una de sus laderas Hefesto avivaba el fuego de la discordia que había hecho que los griegos atravesasen el ignoto pongo para llegar hasta la ciudad de murallas doradas.
(https://nihilnovum.wordpress.com/2009/12/15/)
Ganimedes apacentaba el rebaño con su gorro frigio y un gigantesco águila sobrevolaba al acecho. La diosa Mitra estaba ausente y el planeo del águila cada vez era más bajo hasta que sus garras se clavaron en la piel de Ganimedes sin que este sintiera dolor. El rapto fue limpio, épico, artístico. La libertad fue raptada y el gorro frigio pasó a ser el símbolo de la libertad violentada. Algunas mujeres lo lucen con orgullo en las festividades.
(http://www.arteiconografia.com/2013/04/alegoria-de-la-republica-espanola.html)
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